Trump redefine el rumbo tecnológico de EE.UU. con criptomonedas e IA al frente
Cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca, no tardó en mover ficha en el ámbito tecnológico. Reuniones previas con figuras como Elon Musk y Mark Zuckerberg ya dejaban entrever que las criptomonedas y la inteligencia artificial (IA) serían piezas clave de su estrategia. Ahora, dos decretos recién firmados lo confirman: el magnate convertido en presidente busca convertir a Estados Unidos en un líder indiscutible en estos sectores, aunque no sin controversias.
Un paso adelante para las criptomonedas
El primero de los decretos se centra en las criptomonedas, un área que Trump alguna vez desestimó como una «estafa». Hoy, su perspectiva ha cambiado radicalmente. Además de lanzar su propia memecoin, $TRUMP, su administración busca impulsar el ecosistema de activos digitales mediante la eliminación de regulaciones consideradas «obsoletas» o «inadecuadas».
La orden ejecutiva también aboga por la promoción de stablecoins, criptomonedas vinculadas a monedas tradicionales como el dólar, con el objetivo de fortalecer la posición de la moneda estadounidense en el ámbito digital. Sin embargo, Trump se opone rotundamente a las monedas digitales de bancos centrales (CBDC), argumentando que estas representan una amenaza a la soberanía financiera.
Este marco regulatorio promete atraer más inversión al sector, pero también deja de lado escrutinios que, según algunos analistas, son esenciales para prevenir riesgos financieros y proteger a los consumidores.
Proyecto Stargate: Una apuesta colosal por la inteligencia artificial
El segundo decreto gira en torno a la inteligencia artificial y está respaldado por una inversión monumental de 500.000 millones de dólares a través del denominado Proyecto Stargate. Esta iniciativa busca garantizar que el desarrollo de la IA se mantenga dentro de las fronteras estadounidenses, protegiendo no solo la propiedad intelectual, sino también el control sobre esta tecnología estratégica.
Sin embargo, estas medidas también eliminan las garantías de transparencia y seguridad establecidas durante la administración anterior, dejando el camino libre para que las empresas tecnológicas operen con menor supervisión gubernamental.
Críticas y elogios: ¿Oportunidad o riesgo?
Los decretos han generado un fuerte debate. Por un lado, los defensores argumentan que estas decisiones impulsarán la competitividad global de EE.UU., atrayendo capital y fomentando la innovación tecnológica. Por otro, críticos como el periodista económico Javier Ruiz advierten que la desregulación total podría poner en riesgo la estabilidad del sistema, favoreciendo intereses corporativos por encima del bien común.
Al frente de estas iniciativas está David Sacks, un aliado cercano de Elon Musk que ahora lidera un departamento creado específicamente para supervisar estos sectores. La cercanía entre la administración Trump y las grandes tecnológicas ha encendido alarmas en algunos sectores, que temen un desbalance de poder entre el gobierno y las corporaciones.
El futuro en juego
Trump apuesta por un modelo donde el crecimiento económico y la innovación tecnológica van de la mano, pero sin los frenos regulatorios que limitan a otras naciones. Estas medidas pueden marcar un punto de inflexión para el liderazgo estadounidense en criptomonedas e inteligencia artificial. El tiempo dirá si esta estrategia logra consolidar el dominio de EE.UU. o si, por el contrario, genera consecuencias imprevistas.