Recuerdo cuando buscar en Google era casi un ritual. Uno escribía una consulta y se enfrentaba a un mar de opciones, un mar de posibilidades. Pero ahora, con la llegada de la «vista creada con IA», todo ha cambiado. Las búsquedas se han convertido en una experiencia diferente, donde una sola respuesta, generada por la IA de Google, ocupa el protagonismo. Es como si, de repente, Google hubiera decidido simplificar el caos.
La idea de una respuesta única puede sonar tentadora. Después de todo, ¿no queremos todos ahorrar tiempo? Pero, como bien dice Jorge Carrión, lo que ganamos en simplicidad, lo perdemos en diversidad. Y algunos, como el filósofo Franco Bifo Berardi, temen que esto nos lleve a un pensamiento homogéneo, una especie de monoteísmo digital.
El impacto de esta herramienta es significativo. Según estudios, las búsquedas «cero clic» se multiplican, y los usuarios a menudo no sienten la necesidad de profundizar más allá del resumen proporcionado por la IA. ¿Es esto el fin del pensamiento crítico? Quizá no, pero ciertamente plantea preguntas sobre cómo nos relacionamos con el conocimiento.
A pesar de todo, algunos ven beneficios. La herramienta es eficiente y, cuando se trata de consultas puntuales, ahorra tiempo. Pero no podemos olvidar la importancia del pensamiento crítico y la necesidad de corroborar la información. Al final, la pregunta es: ¿estamos dispuestos a renunciar a la multiplicidad por la comodidad de una respuesta única? Solo el tiempo lo dirá. Pero, por ahora, no nos queda más que seguir navegando en este mar de incertidumbres digitales.

