Aragón se prepara para otro encuentro con la inteligencia artificial. Y no, no hablo de una invasión de robots al más puro estilo de Hollywood, sino de un foro de debate y reflexión que busca entender cómo esta tecnología está transformando nuestra sociedad. ¿Te has preguntado alguna vez cómo la IA impacta en nuestra vida cotidiana? Pues bien, el 5 y 6 de noviembre, en el Edificio Pignatelli, se dará respuesta a esta y otras preguntas.
Ahí, en la Sala de la Corona, se reunirán expertos, académicos y curiosos para discutir sobre la autonomía en la era digital. El evento promete ser un crisol de ideas, comenzando con una conferencia que toca un tema crucial: «Promesas y realidades de la Inteligencia Artificial.» Diego Gutiérrez Pérez, un erudito en la materia, se encargará de abrir el debate. Y es que en un mundo donde la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad para comprenderla, estas discusiones son más necesarias que nunca.
Pero no todo será teoría pesada y jerga técnica. Habrá espacio para la reflexión cultural con una mesa redonda que lleva un título que bien podría ser de una novela: “Entre la utopía y la distopía: ¿a qué género pertenece la sinfonía de nuestro tiempo?” Una pregunta que nos invita a pensar en el papel de la tecnología en nuestras vidas. ¿Es un héroe o un villano? Eso queda a debate, y es precisamente lo que estos eventos buscan: abrir la puerta a más preguntas que respuestas, porque en la incertidumbre también hay aprendizaje.
El segundo día, el enfoque cambiará hacia el ámbito jurídico. Se explorará cómo las leyes deben adaptarse a un mundo donde los algoritmos toman decisiones que antes solo correspondían a los humanos. Francisco Balaguer Callejón, con su obra “La constitución del algoritmo”, nos guiará por este paisaje legal en constante evolución.
Para cerrar con broche de oro, Julio Antonio Gonzalo Arroyo nos hablará de la «Intuición artificial», un tema que despierta tanta curiosidad como escepticismo. ¿Puede una máquina realmente «intuir»? Quizás saldremos de las jornadas con más preguntas que respuestas, pero al fin y al cabo, ¿no es eso lo que impulsa el conocimiento?

