El miedo a que la inteligencia artificial nos quite el trabajo no es nuevo, pero nunca había sido tan palpable. En Amazon, por ejemplo, miles de robots ya realizan tareas que antes eran exclusivas de los humanos. Y no hablamos solo de levantar y mover cosas, sino de tomar decisiones y actuar de forma autónoma. ¡Casi nada!
El director ejecutivo de Amazon, Andy Jassy, ha sido claro: la IA nos está obligando a reinventarnos. Y aunque eso puede sonar aterrador, también es una oportunidad para crecer y adaptarse. Pero, claro, no todos lo ven de esa manera. Las predicciones más pesimistas hablan de un desempleo masivo, con millones de puestos de trabajo en riesgo de desaparecer.
Sin embargo, hay quienes mantienen la esperanza. Reid Hoffman, fundador de LinkedIn, cree que la IA no acabará con el trabajo, sino que lo transformará. Nos obligará a ser más creativos y a asumir tareas más complejas, pero también más gratificantes. Y tal vez, solo tal vez, trabajar menos.
La cuestión es si estamos preparados para este cambio. En países con mayor protección laboral, el impacto de la IA se siente menos, pero en lugares como Estados Unidos, la realidad es más cruda. La automatización mediocre, como la llama el economista Daron Acemoglu, podría concentrar aún más el poder en manos de unos pocos.
La inteligencia artificial tiene el potencial de ser un motor de prosperidad compartida. Pero necesitamos decidir si queremos que sea así o si nos resignamos a que sea una nueva forma de concentración de poder. La revolución ya está en marcha. ¿Cómo vamos a responder?

