La inteligencia artificial no es un doctor

La inteligencia artificial no es un doctor

En una íntima audiencia en el Vaticano, el Papa León XIV, con su manto de sabiduría y experiencia, se reunió con los representantes de CONFEMEL y de la OMC. El tema en cuestión: el papel de la inteligencia artificial en la medicina. Pero, oh sorpresa, el Papa no vino a hablar de milagros tecnológicos. No, su mensaje era simple y profundo, como un buen consejo de abuela: la IA nunca podrá ocupar el lugar del médico.

Imaginen, en este mundo de bytes y algoritmos, el Papa recordándonos la importancia de un gesto humano, de una palabra de consuelo. «El algoritmo nunca podrá sustituir un gesto de cercanía», dijo. Y claro, me hizo pensar en aquella vez que un médico me tranquilizó con una simple sonrisa en la sala de espera. ¿Puede una máquina hacer eso? Difícil.

Pero León XIV no es un ludita. Reconoce que la IA puede ser una gran herramienta en la medicina. Sin embargo, insiste en que la esencia de la medicina es la relación personal entre médico y paciente. Recordemos, dijo, las palabras de su predecesor, Benedicto XVI: los médicos son reservas de amor.

Y mientras tanto, en Madrid, la Asamblea General de CONFEMEL se prepara. Un recordatorio de que, aunque vivamos en tiempos de avances tecnológicos, la relación humano-humano sigue siendo el verdadero tesoro. Ah, y una última reflexión: ¿no deberíamos proponer la relación médico-paciente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad? Después de todo, es una de las pocas cosas que nos recuerdan lo que significa realmente cuidar y ser cuidado.