Imagínate estar en Lima, en la universidad más antigua de América, y escuchar a Eugenio Ribón hablar sobre la inteligencia artificial y el Estado de Derecho. Una charla que no es solo académica, sino una llamada a la acción. Ribón, Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid, sostiene que la IA es uno de los grandes desafíos contemporáneos para el Derecho. Y no exagera. La tecnología está cambiando la forma en que se toman decisiones, tanto públicas como privadas, y con ello, tensionando los principios democráticos que consideramos inmutables.
Es fascinante, pero también alarmante. Ribón lo deja claro: la legalidad, la transparencia y los derechos fundamentales deben ser la brújula que guíe el uso de la IA. Y en esto, no hay margen para la improvisación. La opacidad de la “caja negra algorítmica” es un riesgo que no podemos ignorar.
En el ámbito del Derecho privado, el debate se centra en la responsabilidad. ¿Puede la IA tener personalidad jurídica? ¿Quién responde cuando algo sale mal? Son preguntas complejas, pero Ribón es tajante: la responsabilidad debe recaer en las personas, no en las máquinas.
Lo curioso es que, a pesar de la complejidad del tema, hay países como Perú que ya están tomando medidas pioneras. Siguiendo estándares europeos, buscan regular la IA de manera ética e inclusiva. Y Ribón no duda en señalar que llegar a tiempo en este terreno es crucial. Porque, al final, la IA puede ser una herramienta de progreso, siempre que se desarrolle dentro de un marco que respete la dignidad humana. En esto, el reloj corre, y la historia no espera.

