Hace años, el consejo era claro: si una máquina podía hacer tu trabajo, aprende otro. Pero Roman Yampolskiy, con su mirada de experto desde la Universidad de Louisville, nos da un balde de agua fría. Según él, cualquier trabajo que inventemos, la inteligencia artificial puede aprender a hacerlo también, o mejor.
Pensemos en el prompt engineering, hace apenas un suspiro era el «trabajo del futuro». Ahora, los propios sistemas generan comandos mejor que un humano. ¿Desalentador? Quizás. Pero aquí el problema va más allá de la simple pérdida de empleos.
Yampolskiy plantea la verdadera cuestión: ¿qué pasará cuando las máquinas puedan hacer todo? ¿Quién sostendrá la economía si la producción está en manos de algoritmos? Y, más importante aún, ¿qué haremos con el tiempo libre?
La conversación sobre IA debe ir más allá de su eficiencia. Debe abordar el impacto profundo que tendrá en nuestra sociedad. ¿Estamos preparados para redefinir el papel del ser humano en un mundo dominado por máquinas? Esa es la pregunta que Yampolskiy nos deja flotando en el aire, esperando una respuesta que, por ahora, parece tan esquiva como la propia inteligencia artificial.

