Hay algo especial en el aceite de oliva. Tal vez sea la forma en que brilla al sol o cómo transforma un simple trozo de pan en un manjar. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se decide si un aceite es virgen extra o simplemente virgen? Esta tarea, que parece sacada de un cuento de hadas, es en realidad un proceso complejo y no siempre fácil de llevar a cabo.
Aquí es donde Acesur, la mayor envasadora de España, entra en escena con su peculiar invención: una ‘nariz digital’. Este ingenioso dispositivo, potenciado por un algoritmo de machine learning, ha sido alimentado con miles de datos para ayudar a clasificar el aceite de oliva. Y claro, no es cualquier nariz; esta puede identificar hasta 110 parámetros diferentes de una pequeña muestra de oro líquido.
Lo curioso es que, a pesar de toda esta tecnología, el proceso no se ha deshumanizado completamente. Los aceites aún pasan por la cata tradicional, ese ritual en el que un panel de expertos decide su destino. Pero ahora, gracias a esta ‘nariz’, la coincidencia entre la inteligencia artificial y los catadores humanos es del 93%. Nada mal, ¿verdad?
Toda esta innovación no surgió de la noche a la mañana. Desde 2020, Acesur ha estado en un viaje de digitalización para mejorar su eficiencia y sostener su expansión internacional. Y es que, en un mercado tan competitivo, tener un as bajo la manga —o una nariz digital en este caso— puede marcar la diferencia. La empresa incluso ha desarrollado herramientas como ‘Predcamp’, que predice las cosechas desde enero, porque ya se sabe, en el mundo del aceite: ‘aceite y aceitunas, a veces muchas y otras ninguna’.
Así que la próxima vez que disfrutes de un buen chorro de aceite de oliva sobre tu ensalada, piensa en todo el trabajo y la tecnología que hay detrás de esa botella. Puede que no sea magia, pero está bastante cerca.

