¿Recuerdan esos días cuando los acuerdos entre gigantes tecnológicos eran la noticia del año? Bueno, lo ha vuelto a hacer. Tesla ha cerrado un acuerdo con Samsung por nada menos que 16,500 millones de dólares para el suministro de chips de inteligencia artificial durante los próximos ocho años. Una cifra que no se dice todos los días, ¿verdad?
La planta de Samsung en Taylor, Texas, que andaba medio dormida y acumulando pérdidas, parece que va a despertar gracias a esta inyección de vida. Y todo esto, en parte, gracias al Chips and Science Act de Biden, que aunque Elon Musk critique tanto, parece que le viene de perlas. ¿No es curioso cómo funcionan estas cosas?
Y claro, Musk no ha perdido la oportunidad de hacerse notar. Dice que este acuerdo es estratégico y hasta promete caminar por la línea de producción. ¿Se imaginan a Musk en bata de laboratorio supervisando chips? Yo no. Pero lo cierto es que Tesla busca reducir su dependencia de Nvidia y AMD, apostando por sus propios modelos de visión computerizada. Una apuesta arriesgada, pero, ¿cuándo no lo ha sido con Musk al mando?
Ahora, permítanme ser un poco escéptico. Tesla ha sido un pionero, sí, pero también lleva años prometiendo un futuro que nunca llega del todo. Nos vendieron el sueño del robotaxi y aquí estamos, esperando. Mientras tanto, Musk anda más preocupado por sus peleas en Twitter y sus cruzadas personales.
¿Logrará este nuevo chip de Samsung cambiar las cosas? Podría ser, pero el verdadero cambio no vendrá solo del hardware. Si continúan con su enfoque de «más datos, menos reglas», podríamos estar ante otro espectáculo más que un verdadero avance.
En el fondo, esto también es un movimiento geopolítico, con la producción de semiconductores alejándose de Asia. Texas como el nuevo Silicon Valley. Ironicamente, Musk, crítico de Biden, ahora es beneficiario de sus políticas.
Este acuerdo es una promesa a futuro. Una promesa de que Tesla pueda volver a ser esa empresa innovadora que todos admiramos. Pero para eso, Musk tendrá que dejar de lado su faceta de influencer y centrarse en lo que realmente importa: la tecnología.
Como dije antes, Tesla está al borde de un suicidio estratégico. Los chips no arreglarán eso por sí solos.

