En un mundo donde la inteligencia artificial puede replicar una voz al detalle, la Archidiócesis de Mérida-Badajoz ha tenido que salir al paso de un fraude que suena más a película de ciencia ficción que a la vida real. Imagina recibir una llamada del mismísimo arzobispo, José Rodríguez Carballo, pidiéndote una donación. La sorpresa llega cuando descubres que no es él, sino estafadores usando IA para suplantar su voz.
Este tipo de artimañas no solo son un golpe bajo, sino que son un recordatorio de que, incluso en cuestiones de fe, la tecnología puede ser un arma de doble filo. La Archidiócesis ha sido clara: ni el arzobispo ni nadie de su equipo pide dinero por teléfono. Las solicitudes de ayuda siempre son personales y directas.
Y aquí es donde me pregunto, ¿cómo llegamos al punto donde una voz no es garantía de autenticidad? La realidad es que el avance de la tecnología nos ha traído hasta aquí, y aunque hay mucho de bueno en ello, también hay un lado oscuro que no podemos ignorar.
Así que, si recibes una de estas llamadas, lo mejor es colgar y avisar a las autoridades. Porque, al final del día, no importa cuán avanzada sea la tecnología, la honestidad y la precaución siguen siendo nuestras mejores herramientas.

