La inteligencia artificial, esa maravilla tecnológica que parece estar en todas partes, también ha metido la pata en el mundo de la reproducción asistida. Sí, esa área que ya de por sí genera debates acalorados desde que nació la primera bebé probeta en 1978. Ahora, la IA está transformando por completo cómo se abordan los tratamientos de fertilización in vitro (FIV), ofreciendo decisiones más precisas y personalizadas. Y lo hace de una manera que, francamente, da un poco de vértigo.
Imagina poder elegir el embrión con mayores probabilidades de éxito simplemente mirando una imagen. Sin necesidad de técnicas invasivas, la IA puede predecir qué embriones son más viables para implantarse y desarrollarse de manera saludable. Según un estudio de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, la IA puede acertar en un 75% al seleccionar embriones sanos. Es un poco como jugar a ser un adivino con bata de laboratorio.
Pero, claro, no todo es un campo de rosas. Una empresa estadounidense ha lanzado un software que permite seleccionar embriones no solo por su salud, sino también por sus rasgos genéticos. Sí, has oído bien. Esto abre un debate ético gigantesco. Porque, ¿dónde trazamos la línea entre prevenir enfermedades y diseñar bebés a la carta? En España, la ley es clara: el diagnóstico preimplantacional está limitado a enfermedades genéticas graves. Pero, como siempre, la tecnología avanza más rápido que la legislación.
Recuerdo el caso mediático de Andrés, en 2009. Un niño que superó una enfermedad gracias a su hermano Javier, concebido para ser compatible y donar células de su médula. Fue un hito, pero también un punto de inflexión en el debate sobre hasta dónde deberíamos llegar con estas tecnologías. ¿Estamos preparados para diseñar seres humanos con un clic?
La conexión entre la IA y la FIV es un avance fascinante, pero también requiere que manejemos estos datos sensibles con extremo cuidado. Porque, al final del día, estamos hablando de vidas humanas. Y si no somos cuidadosos, podríamos convertir este milagro médico en una simple transacción técnica. Quizás sea el momento de detenernos y reflexionar antes de dejar que la tecnología dicte el futuro de nuestra humanidad.

