Inteligencia artificial y su impacto ambiental

Inteligencia artificial y su impacto ambiental

Si te digo la verdad, nunca pensé que hacer clic en un link pudiera ser tan dañino para el planeta. Pero aquí estamos, en una era donde cada interacción digital deja una huella ambiental. La inteligencia artificial, a pesar de su imagen futurista y sin cuerpo, es en realidad un consumidor voraz de recursos. Y no lo digo yo, lo confirma la Universidad Ramón Llull.

Y es que detrás de cada modelo de IA hay un ejército de servidores que consumen energía como si no hubiera un mañana. Entrenar un modelo como GPT, según un estudio de la Universidad de Massachusetts, emite tanto CO? como cinco coches durante toda su vida. ¿Te lo puedes creer? Y eso es solo el principio. Cada generación de texto o imagen que hacemos con IA consume energía. Una simple consulta puede ser hasta 100 veces más eléctrica que buscar algo en Google. ¡Imagínate!

La IA no solo necesita electricidad, también agua. Para enfriar esos servidores que trabajan a destajo, se consumen millones de litros. Google y Microsoft ya han reconocido sus cifras y, francamente, son alarmantes. Pero no todo es pesimismo. Hay un rayo de esperanza: gigantes como Google, Amazon y Microsoft están apostando por energías renovables para sus centros de datos. Además, se están desarrollando modelos más eficientes y chips que consumen menos.

¿Será suficiente? No lo sé, pero algo queda claro: necesitamos más transparencia y regulación. Porque, aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, el planeta no puede quedarse rezagado.