La literatura a prueba de inteligencia artificial

La literatura a prueba de inteligencia artificial

A veces me pregunto qué pensarían los escritores de antaño si vieran la que se ha liado con la inteligencia artificial en el mundo literario. Pero no me malinterpreten, no soy de las que se preocupa demasiado por estas cosas. Hace un par de años, ya me aventuraba a decir que quizá la IA sea la llave que libere a la literatura de ciertas cadenas.

Ahora, la verdad es que la situación es un poco caótica. Hay libros que parecen más pastiches de comandos de IA que obras genuinas. Tomemos, por ejemplo, esos títulos de KC Crowne. ¿173 libros en Amazon? Algo huele raro, y no es precisamente un símil de esos que buscan los escritores en las IA.

La cuestión es que Amazon ha tenido que poner un límite a la autopublicación porque el aluvión de contenido generado por máquinas ha sido descomunal. Y aquí es donde me pregunto: ¿estamos realmente interesados en consumir esta especie de «literatura rápida»? Yo, por mi parte, creo que la verdadera historia, la que te mira a los ojos y te toca el alma, aún tiene más valor que cualquier texto generado por una máquina.

Puede que en un futuro no muy lejano, la IA se convierta en una maestra de la narrativa, capaz de crear personajes ricos y complejos. Pero hay algo que nunca podrá hacer: vivir. Sí, vivir. Esa experiencia humana que no se puede simular ni replicar. Quizá el efecto secundario de este auge tecnológico sea que valoremos más lo real, lo tangible, lo que nos llega de primera mano. Aunque, a veces, la vida también sea un poco maloliente y escurridiza.