Meta quiere leer tu vida. Y usarla para enseñar a su inteligencia artificial.
A partir del 27 de mayo, la compañía de Mark Zuckerberg comenzará a entrenar sus modelos de IA con publicaciones, fotos y datos de millones de usuarios europeos en Facebook e Instagram. Sí, también los tuyos. Y aunque dicen que puedes oponerte, el proceso no es precisamente sencillo, ni está garantizado que te excluyan.
Todo esto forma parte del nuevo impulso de Meta por reforzar su tecnología de inteligencia artificial generativa. Pero lo hace con una estrategia que vuelve a colocar la privacidad de los usuarios bajo la lupa. Lo preocupante no es solo el uso de los datos, sino el modo en que se comunica y gestiona el consentimiento.
Brittany Kaiser, activista de los derechos digitales y denunciante del escándalo de Cambridge Analytica, advierte: “Puedes ejercer tus derechos, pero Meta no lo pone fácil. Aun así, los europeos tienen más herramientas que la mayoría del mundo gracias al Reglamento General de Protección de Datos (GDPR)”.
Y es ahí donde está el margen de maniobra. El GDPR permite a los ciudadanos de la UE oponerse al tratamiento de sus datos. Meta ha habilitado un formulario para que quienes lo deseen puedan solicitar quedar fuera del entrenamiento de IA. El problema es que la propia empresa avisa: evaluará caso por caso y no garantiza aceptarlo. Una puerta entreabierta, con condiciones opacas.
Para intentarlo, los pasos son estos: en Facebook, entra en configuración > privacidad > “cómo se usa tu información en la IA” > derecho de oposición. Rellena el formulario, envíalo y espera confirmación. En Instagram, el proceso es parecido desde el menú de configuración y privacidad. También puedes solicitar una copia de todos los datos que Meta tiene sobre ti, y revocar el consentimiento para su uso futuro.
Kaiser anima a ir más allá: “Puedes escribir directamente a las compañías, pedir que no usen tus datos y exigir su supresión. Es tedioso, pero funciona. La clave es ser activo”. Existen incluso modelos de carta disponibles en internet para facilitar este proceso.
En un contexto global donde las grandes tecnológicas escarban hasta el último rincón del comportamiento digital humano, tener herramientas para oponerse es casi un privilegio. Y ejercerlas, una forma de resistencia. La IA puede ser poderosa, pero la privacidad sigue siendo un derecho. Aunque haya que pelearlo clic a clic.

