Primero fueron casi 8.000 despidos. Luego, más contrataciones. Lo que parecía un plan frío y eficiente de IBM para sustituir personas por inteligencia artificial, terminó siendo un movimiento inesperado: la empresa ha necesitado más personal que nunca.
En 2023, la compañía anunciaba que una parte significativa de su plantilla sería sustituida por IA. Pero tras ejecutar esa decisión, el resultado no fue una empresa más automatizada y vacía de personas. Fue una IBM con nuevas áreas reforzadas, especialmente en programación y ventas.
¿Por qué? Porque implementar inteligencia artificial no es solo apretar un botón. La IA necesita mantenimiento, adaptación y supervisión. La herramienta AskHR, que ahora gestiona la mayoría de tareas de recursos humanos de la empresa (como nóminas o vacaciones), permitió ahorrar costes en una treintena de áreas. Pero ese ahorro se reinvirtió en otros departamentos. Resultado: empleo neto positivo.
La contradicción es solo aparente. La IA no elimina el trabajo, lo transforma. Según la propia IBM, el 94% de las tareas de RR.HH. ahora las realiza su sistema de IA, lo que ha generado mejoras productivas valoradas en más de 3.500 millones de dólares.
IBM no está sola. Duolingo, por ejemplo, ha empezado a automatizar sus procesos. Y según el Foro Económico Mundial, para 2030 se podrían automatizar hasta 92 millones de empleos. Pero también se crearán otros muchos.
La clave es clara: las empresas que mejor usen la IA no serán las que más personas despidan, sino las que mejor reinviertan en el talento humano que la haga posible.