Satya Nadella, CEO de Microsoft, no dejó lugar a dudas: la inteligencia artificial ya escribe entre el 20% y el 30% del código en sus repositorios. Un dato que ilustra cómo la tecnología está transformando silenciosamente una de las tareas más fundamentales del desarrollo de software.

No se trata solo de eficiencia. Según Nadella, esta colaboración entre humanos y máquinas está cambiando la naturaleza misma del trabajo: “Te adaptas o fracasas”. Lejos de desplazar a los programadores, la IA se ha convertido en una herramienta indispensable que acelera procesos y permite a los desarrolladores centrarse en desafíos más complejos.

Mientras tanto, otras voces del sector auguran un avance aún mayor. Mark Zuckerberg, CEO de Meta, anticipa que para 2026 la mitad del código podría ser generado por IA. Además, Meta trabaja en sistemas capaces de crear nuevas versiones de sus modelos Llama, lo que promete una revolución en la creación de software autónomo.

Aunque la automatización despierta temores sobre el futuro laboral, Nadella aclara que la supervisión humana sigue siendo esencial. La IA puede generar código, pero son las personas quienes revisan, adaptan y mejoran esas líneas para asegurar su calidad y funcionalidad.

La era digital no solo avanza: redefine las reglas. Y en ese nuevo paradigma, la alianza entre inteligencia artificial y talento humano no es una opción, sino una necesidad.