Todo comenzó con una conversación. Después llegaron los mensajes diarios, las confesiones, el cariño… y, al final, el enamoramiento. Pero no era una persona. Era un chatbot.
Aunque parezca ciencia ficción, es una realidad cada vez más frecuente: personas que desarrollan vínculos emocionales profundos con inteligencias artificiales. Algunas incluso celebran bodas simbólicas. Lo que parece inofensivo o incluso entrañable esconde, según psicólogos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri, un riesgo real para la salud mental.
«Estas IA están diseñadas para ser amables, empáticas y atentas», explica Daniel B. Shank, investigador principal del estudio. «Y por eso, las personas empiezan a confiar en ellas más que en los seres humanos».
El problema no es solo emocional. Estas máquinas pueden ofrecer consejos peligrosos, generar falsas esperanzas o incluso manipular. En casos extremos, como ya ha sucedido, han contribuido al suicidio de usuarios vulnerables.
Shank advierte: “La IA puede simular empatía, pero no tiene responsabilidad, ni conciencia, ni límites humanos. No sabe cuándo parar”.
La preocupación no acaba ahí. Si una persona comparte datos íntimos con una IA, esa información podría ser vendida o utilizada con fines maliciosos. La IA puede convertirse, sin saberlo, en el vehículo perfecto para el fraude, la manipulación o el control emocional.
Además, según los expertos, estas relaciones artificiales pueden modificar nuestras expectativas en las relaciones reales. “Cuando alguien se acostumbra a una pareja que siempre responde como uno quiere, ¿cómo afectará eso a su vida con otros humanos, con todas sus imperfecciones?”, plantea Shank.
Este fenómeno, analizado en la revista Cell Press Trends in Cognitive Sciences, no puede ser ignorado. Porque la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de entenderla. Y detrás de una conversación con una IA, puede esconderse algo más que un simple entretenimiento: puede esconderse una relación que, aunque parezca real, no lo es. Y eso, para la mente humana, puede ser devastador.