La inteligencia artificial está en todas partes: crea imágenes, contesta preguntas, aprueba exámenes y hasta compone música. Pero, ¿realmente nos está llevando hacia una inteligencia comparable a la humana? Según una amplia encuesta internacional, la respuesta es no.
Un 76% de los 475 expertos consultados por la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI) cree que continuar por el camino actual no nos acercará a una IA con consciencia, sentido común y raciocinio al estilo humano. Lo que se conoce como AGI —inteligencia artificial general— parece hoy más un sueño que una meta alcanzable.
Los modelos actuales, por muy impresionantes que parezcan, como el nuevo Maverick de Meta o los avances de Gemini 2.5 de Google, están entrenados para rendir bien en pruebas específicas. Pero muchos especialistas consideran que eso no es inteligencia real, sino capacidad de repetición y predicción.
“La AGI requiere más que eso”, explica Nuria Oliver, experta española en IA. “Necesita consciencia, experiencia, cuerpo y contexto”. Y no está sola en su visión. Científicos como Carme Torras o Carles Sierra abogan por un cambio radical de enfoque: incorporar el cuerpo, el entorno, el aprendizaje simbólico y nuevas arquitecturas neurosimbólicas que permitan una IA más parecida al ser humano.
Otros, como el investigador José Hernández-Orallo, son más optimistas. Creen que sí podríamos llegar a la AGI escalando y combinando elementos actuales. Pero incluso ellos admiten que haría falta una potencia de cálculo aún mayor y una larga etapa de ajustes.
El debate se parece mucho al de la exploración espacial. Sabemos cómo llevar personas a Marte, aunque no sea viable ahora. Pero con la AGI ni siquiera sabemos el camino. Por eso, mientras el mundo se llena de asistentes inteligentes que parecen humanos, los científicos advierten: tener una IA que entienda el mundo como nosotros aún es ciencia ficción.
La conclusión es clara. Aunque la IA actual sea asombrosa, seguir inflándola de datos y parámetros no la hará más humana. Para eso, habrá que pensar diferente. Y, sobre todo, pensar mejor.