La inteligencia artificial ha cambiado las reglas del juego, y Nvidia ha sido uno de los grandes protagonistas de esta revolución. Sus potentes chips han permitido avances que hace una década parecían ciencia ficción. Pero ahora, ese mismo liderazgo tecnológico se encuentra en el punto de mira geopolítico.
En cuestión de días, Nvidia ha visto cómo su negocio más lucrativo quedaba parcialmente paralizado. ¿El motivo? Una nueva exigencia del gobierno estadounidense que le prohíbe seguir vendiendo su chip estrella, el H20, a empresas chinas sin una licencia específica. Este componente, diseñado para sortear anteriores restricciones, era el único de su clase que aún podía comercializarse legalmente en el gigante asiático.
La noticia estalló el 9 de abril, cuando la empresa fue notificada por funcionarios de EE.UU. de que las licencias para exportar el H20 serían obligatorias de forma indefinida. Apenas sin tiempo de reacción, Nvidia ha tenido que asumir la caída: calcula que las consecuencias directas en inventario, compromisos de compra y reservas sumarán unos 5.500 millones de dólares en su primer trimestre fiscal.
El golpe es duro, especialmente porque China representa el 13% de las ventas globales de la compañía. Desde su lanzamiento a finales de 2023, el chip H20 había acumulado pedidos desde China por valor de 18.000 millones. Una cifra que ahora queda en suspenso, y que abre la puerta a los rivales locales, como Alibaba o ByteDance, que llevan tiempo desarrollando sus propios chips de IA.
Mientras las acciones de Nvidia se desplomaban más de un 6% tras el anuncio, la compañía dejaba claro en su notificación a la SEC que estas restricciones llegan en un momento en que el mercado de la inteligencia artificial no puede permitirse interrupciones. No es solo cuestión de negocio: sin chips como los de Nvidia, no se pueden entrenar modelos como ChatGPT.
La tensión tecnológica entre EE.UU. y China sigue escalando. Y esta vez, le ha tocado pagar a uno de los mayores impulsores de la revolución de la IA.