Todo empieza con una imagen. Una puesta de sol perfecta, un café humeante en un rincón escondido de Lisboa, o una panorámica de la selva de Bali desde la piscina infinita de algún hotel boutique. No es un catálogo, es Instagram. O quizás TikTok. Y es ahí, justo ahí, donde muchas personas ya deciden su próximo destino de vacaciones.

Más del 49% de los españoles ya eligen su siguiente viaje inspirándose en redes sociales, según el último estudio de eDreams. Pero si hablamos de millennials, la cifra sube al 84%. Lo que antes comenzaba con una búsqueda en Google o en una agencia, ahora empieza con un “quiero estar ahí”.

La inteligencia artificial ha cogido ese deseo y lo ha convertido en una realidad reservable. ¿Cómo? Plataformas como Drimer están revolucionando la forma en la que se planifican los viajes. Creada por Carlos Sáez y su equipo, Drimer es una especie de «Spotify de los viajes»: tú ves un viaje que te encanta, hecho por tu influencer de confianza, y lo puedes reservar tal cual, adaptado a ti, en cuestión de minutos.

La IA analiza el contenido que los creadores suben a redes: fotos, vídeos, rutas, comentarios… y los convierte en itinerarios personalizados. Todo está optimizado: desde los tiempos estimados hasta la localización exacta y las recomendaciones ajustadas al estilo de cada viajero.

Con la Semana Santa como prueba de fuego, Drimer ha puesto a disposición del público los viajes más virales y deseados, demostrando que este sistema no solo es posible, sino también eficaz. Lo que antes requería horas o días de trabajo de una agencia de viajes, ahora puede gestionarse en segundos sin perder calidad ni personalización.

La tecnología no está sustituyendo la experiencia humana, sino amplificándola. Y en este nuevo paradigma, la inspiración ya no es un lujo pasajero. Es el punto de partida de un viaje real.