Tu casa ya tiene inteligencia artificial, aunque no te hayas dado cuenta

Tu casa ya tiene inteligencia artificial, aunque no te hayas dado cuenta

Una voz desconocida, una puerta que se cierra sola, y un mensaje inquietante: “Buenas noches. Es hora de dormir”. Para Clint Basinger, youtuber estadounidense conocido por su amor al software retro, este episodio no fue parte de un videojuego de terror, sino una experiencia real vivida en su nuevo hogar en Carolina del Norte. Lo que no sabía era que su casa ya estaba completamente automatizada… y con mente propia.

La escena podría parecer una anécdota graciosa, pero revela una realidad más profunda: la inteligencia artificial ya forma parte de nuestras vidas cotidianas, y está muy presente en nuestros hogares. Desde timbres inteligentes hasta neveras que recomiendan recetas, pasando por espejos que analizan tu salud o asistentes virtuales que gestionan tus rutinas, la IA se ha convertido en una compañera silenciosa que organiza (y a veces decide) por nosotros.

En España, aunque la domótica aún no ha alcanzado su punto de madurez, casi la mitad de los hogares cuenta ya con algún dispositivo inteligente. Y, según el Observatorio sobre Vivienda y Sostenibilidad de la UCI, el 82% de la población estaría dispuesta a transformar su casa en una vivienda inteligente. La IA, al parecer, ha entrado por la puerta grande.

Y no solo en aparatos físicos. También se cuela en las aplicaciones del móvil que usamos a diario. WhatsApp, por ejemplo, ya integra funciones de IA a través de META. En una reciente prueba, se planteó a la aplicación un problema muy común: cómo responder a un cliente molesto por un envío retrasado. La IA generó una respuesta profesional y detallada en segundos. No se trataba de una búsqueda en Google, sino de una solución práctica en tiempo real.

Manuela Delgado, una de las voces más respetadas en inteligencia artificial en España, señala que estamos a las puertas de una hiperpersonalización sin precedentes. En poco tiempo —explica— podremos pedir a la IA que planifique un viaje, compre los billetes y reserve el hotel sin tener que hacer nada más que formular la petición. “Acciones complejas se resolverán con una frase”, dice.

Sin embargo, no todo es luz. Los sesgos y errores también viven en el corazón de estos algoritmos. Delgado lideró un curioso experimento titulado El sesgo de la croqueta, en el que se mostró cómo una IA podía generar imágenes con estereotipos marcados solo por preguntar cómo se vería una persona después de comer croquetas. Lo que parecía un juego se convirtió en una denuncia visual del sesgo estructural que aún arrastran estos modelos.

Lo cierto es que la IA ya está aquí. Nos acompaña en la cocina, en el trabajo, en el ocio. Y si bien su avance es vertiginoso, aún estamos a tiempo de decidir cómo convivir con ella. Porque, como decía la IA en aquella provocadora respuesta recogida en el libro La inteligencia artificial responde, cuando se le preguntó cómo apagarla: “¿De verdad crees que sería tan sencillo?”.