La Inteligencia Artificial no elimina trabajos, los transforma: ¿estamos preparados?

La Inteligencia Artificial no elimina trabajos, los transforma: ¿estamos preparados?

La IA no destruye empleos, los transforma: la revolución laboral que nadie esperaba

Cuando la Inteligencia Artificial comenzó a ganar terreno en el mercado laboral, la alarma se encendió. Miles de trabajadores temían que sus puestos fueran reemplazados por máquinas, y muchos expertos predecían un futuro sombrío para el empleo tradicional. Sin embargo, la realidad ha demostrado lo contrario: la IA no solo no ha destruido empleos en masa, sino que ha generado nuevas oportunidades laborales.

Según el Foro Económico Mundial, para 2025 se crearán 97 millones de nuevos empleos gracias a la revolución tecnológica. Pero esta transformación no es automática. Exige nuevas habilidades, más formación y una mentalidad abierta al cambio.

Del miedo a la oportunidad: cómo la IA está remodelando el empleo

“La creencia de que la IA destruye empleo sigue existiendo, pero la realidad es diferente”, afirma Paul Tran, vocal de la Asociación de Directores de Recursos Humanos (AEDRH). Las empresas no están eliminando puestos, sino reconfigurando funciones, adaptando sus modelos de negocio a esta nueva era.

Este fenómeno no es nuevo. Cada gran avance tecnológico ha modificado la forma en que trabajamos. Desde la Revolución Industrial hasta la llegada de Internet, la automatización ha cambiado las tareas, pero también ha impulsado la creatividad y la estrategia en los negocios. La IA no es la excepción.

“Estamos ante una transformación de tareas y procesos”, explica Tran. “La clave está en cómo las empresas y los profesionales aprovechan esta tecnología para potenciar sus capacidades.”

El reto de la formación: la brecha entre el sistema educativo y la industria

Si bien la IA está abriendo nuevas puertas, no todos los trabajadores están preparados para cruzarlas. El 61% de los empleados en España ya utiliza herramientas de IA, pero solo el 25% ha recibido formación específica, según el informe Bosch Tech Compass 2024.

“Hay una brecha cada vez mayor entre lo que enseñan las universidades y lo que realmente necesita el mercado”, advierte Tran. La educación va a un ritmo más lento que la industria, y esto se traduce en 60.000 vacantes sin cubrir en el sector tecnológico español, según el SEPE.

El Gobierno estima que para 2025 se necesitarán más de 90.000 profesionales en IA y análisis de datos, pero sin formación suficiente, esas plazas seguirán vacías.

“La solución está en la colaboración entre empresas y universidades”, señala Tran. Másteres especializados y programas de capacitación pueden ayudar a cerrar esta brecha y preparar a los profesionales del futuro.

IA y diversidad: una oportunidad para colectivos vulnerables

La falta de formación no es el único desafío. La IA puede ser una puerta de entrada al mercado laboral para colectivos históricamente excluidos, pero también un riesgo si no se promueve la diversidad.

Uno de los problemas más evidentes es la brecha de género en el sector tecnológico. Las mujeres tienen un 12,7% menos de probabilidades de desarrollar una carrera STEM, y actualmente solo ocupan el 30% de los puestos en tecnología.

Este desequilibrio no solo limita el acceso de las mujeres al mercado laboral, sino que también puede generar sesgos en el desarrollo de la IA, afectando su aplicación en la sociedad.

Otro grupo con dificultades es el de las personas con discapacidad, que enfrentan el doble de problemas para encontrar empleo en comparación con el resto de la población. Solo el 36,6% de estos hogares tienen ingresos regulares provenientes del trabajo.

El futuro del trabajo: ¿estamos listos para la era de la IA?

La IA no ha llegado para quitar empleos, sino para transformarlos. Pero este cambio solo será positivo si se acompaña de formación adecuada, inclusión y estrategias empresariales alineadas con la nueva realidad.

El desafío es claro: aprovechar el potencial de la Inteligencia Artificial para construir un mercado laboral más dinámico, inclusivo y preparado para el futuro. La pregunta es, ¿estamos listos para adaptarnos?