En pleno corazón de la Ciudad de México, el Museo Interactivo de Economía (MIDE) ha decidido reinventarse. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con robots e inteligencia artificial? En noviembre, el museo reabrió sus puertas tras cinco meses de remodelación, invitando a los visitantes a una experiencia completamente nueva. Aquí, la economía no es algo que se estudia en libros polvorientos. Aquí, se vive.
Imagina entrar al museo y ser recibido por Can-X, un perro robótico que no solo camina, sino que también te explica con voz metálica conceptos económicos complejos. ¿Quién hubiera pensado que un robot podría enseñarnos sobre inflación y oferta y demanda? Es un mundo nuevo, y el MIDE está a la vanguardia.
La directora del museo, Silvia Singer, ha estado en cada detalle de esta renovación, convencida de que todos tomarán decisiones financieras desde el momento en que despierten. Y, honestamente, tiene razón. Vivimos en un mundo donde cada decisión económica cuenta, y el museo quiere que lo entendamos de manera interactiva.
Participar, no solo observar. Esa es la consigna del MIDE. Aquí, los visitantes pueden tomar decisiones con dinero ficticio, como si fuera el propio. ¿Echar mano de un crédito o sacar de los ahorros? Esa es la pregunta que te hará reflexionar sobre tus propias finanzas.
La relación de los mexicanos con la economía es compleja, pero el MIDE quiere simplificarla. En colaboración con el Banco de México, las salas del museo exploran todo, desde el gasto hasta la política monetaria. Es un enfoque fresco y necesario en un mundo donde las decisiones financieras pueden parecer abrumadoras.
En resumen, el MIDE no es solo un museo; es una herramienta educativa para una nueva generación. Y en un mundo donde todo suma y resta, esta es una lección que todos podemos apreciar.

