El futuro de los seguros se escribe con inteligencia artificial

El futuro de los seguros se escribe con inteligencia artificial

En el mundo de los seguros, donde todo parece estar siempre un paso por detrás de la realidad, la inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza. Ya no se trata de promesas vacías; la IA está aquí, reconfigurando modelos de negocio y procesos operativos. Desde el 1 de agosto de 2024, con la entrada en vigor de la Ley de Inteligencia Artificial en la Unión Europea, las aseguradoras se enfrentan a un nuevo desafío: adaptarse o quedarse atrás.

La inteligencia artificial, con su promesa de eficiencia y personalización, ya está presente en cada rincón del sector asegurador. Tarificación, evaluación de riesgos, detección de fraude, atención al cliente… la lista es interminable. Pero, como todo en la vida, no es tan simple. La IA también trae consigo riesgos. ¿Qué pasa si los algoritmos tienen sesgos? ¿Y si la tecnología hace que algunos grupos se vuelvan inasegurables?

La nueva normativa clasifica los sistemas de IA en cuatro niveles de riesgo, y las aseguradoras deben preocuparse especialmente por aquellos considerados de «alto riesgo». Estos sistemas, que intervienen en procesos críticos, tienen que cumplir con una serie de exigencias que garantizan su transparencia y equidad. ¿Pero no es eso lo que debería haber sido siempre?

La Autoridad Europea de Seguros insiste en la importancia de una gobernanza sólida del dato. Los algoritmos deben alimentarse de información representativa y sin sesgos. Y la transparencia no es solo una palabra bonita; es una necesidad. Los asegurados tienen derecho a entender las decisiones automatizadas que los afectan. Pero claro, una cosa es decirlo y otra hacerlo.

Para las aseguradoras, todo esto significa un cambio de paradigma. La innovación tecnológica puede ser una bendición, pero también un arma de doble filo. La clave está en encontrar un equilibrio entre innovación y cumplimiento. Las compañías que sepan adaptarse a esta nueva realidad no solo cumplirán con la norma, sino que podrían convertir la ética y la transparencia en su ventaja competitiva. En el mundo de los seguros, el futuro ya no es una elección entre regulaciones y crecimiento; es una cuestión de combinar ambos de manera responsable.