Siete de cada diez empresas europeas están, digamos, un poco perdidas con esto de la inteligencia artificial. Así lo dice un informe del Instituto AI for Sustainability de ESSCA y Forvis Mazars. Sí, la mitad de las compañías ha visto cómo su rendimiento mejora gracias a la IA. Pero, ¿y los riesgos? Solo una de cada cuatro está preparada para lidiar con ellos. Parece que a muchos se les olvida que la IA no es solo un juguete tecnológico, sino una responsabilidad.
El informe, basado en las respuestas de más de 400 responsables tecnológicos, deja claro que la mayoría de las empresas no tiene ni idea de cómo supervisar el uso de la IA. Problemas de implementación, falta de estrategia, datos de mala calidad… La lista es larga. Y lo curioso es que solo una de cada cuatro empresas se anima a desarrollar sus propios modelos de IA. La mayoría tira de soluciones externas sin saber realmente cómo funcionan.
Por sectores, las empresas de energía, transporte, telecomunicaciones y finanzas están un poco más al día, pero la administración pública sigue en pañales. Esto es preocupante, sobre todo en ámbitos que afectan directamente al ciudadano. Y claro, con el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial pisándonos los talones, más les vale ponerse las pilas.
ESSCA, por su parte, ya está haciendo su parte con un nuevo programa de grado en Málaga, para que las futuras generaciones no solo sepan de negocios, sino también de IA. Porque, al final, la madurez en la gestión de la IA no va solo de dinero, sino de aprendizaje y ética. Una lección que más de una empresa aún tiene que aprender.

