Moriles, ese pequeño rincón andaluz conocido por sus vinos, se ha convertido en el epicentro de un debate que parece salido de una novela futurista: ¿puede la inteligencia artificial salvar nuestros viñedos del cambio climático? En una jornada organizada por el Ayuntamiento y con la colaboración de la Universidad de Córdoba, se ha hablado de cómo las nuevas tecnologías pueden revolucionar la vitivinicultura. Imagínate a un grupo de expertos, cada uno con su especialidad, reunidos bajo el mismo techo para discutir sobre plagas, sensores y drones. Sí, has oído bien, drones sobrevolando los viñedos.
Francisca Carmona, la alcaldesa, no ha escatimado en palabras para resaltar la importancia de este evento. Y no es para menos, porque el cambio climático está haciendo de las suyas y el sector vitivinícola lo sabe. Pero, ¿quién hubiera pensado que la solución podría venir de la mano de la inteligencia artificial? Francisco Acosta, el delegado de Agricultura, también ha subrayado la singularidad de su vino y la necesidad de innovar para no perderle el paso al clima cambiante.
El evento ha contado con una lista de ponentes que bien podría parecer el reparto de una película de ciencia ficción. Desde ingenieros informáticos hasta expertos en agronomía, todos han aportado su granito de arena para explorar este cruce entre tradición y tecnología. Hemos visto cómo la inteligencia artificial puede ayudar a controlar plagas o cómo los drones pueden vigilar el crecimiento de las vides. Y claro, todo esto no solo es un desafío técnico, sino una oportunidad para mantener viva la cultura del vino en la región. Porque, al final del día, esto no es solo sobre tecnología, sino sobre preservar una parte esencial de lo que somos.

