La inteligencia artificial no salvará a la moda

La inteligencia artificial no salvará a la moda

A veces, la tecnología parece prometer más de lo que puede cumplir. La moda, ese universo donde la creatividad y la innovación deberían ir de la mano, se enfrenta a un desafío: integrar la inteligencia artificial (IA) sin perder su esencia. Mustafa Suleyman de Microsoft AI lo dijo claro: «La IA es un superordenador gratuito en tu bolsillo». Pero, ¿y si no sabemos qué hacer con ese poder? La paradoja es que la tecnología está más cerca que nunca, pero su utilidad depende de quién sabe manejarla.

El MIT Nanda nos da una bofetada de realidad: solo el 5% de las iniciativas de IA en empresas generan valor real. Imagina tener todas las herramientas a tu disposición pero no saber qué construir. En moda, podríamos estar hablando de moodboards que nunca se repiten, de diseños que vuelan desde la mente del creador al papel en segundos. Pero sin la formación adecuada, la IA es poco más que un adorno caro.

La pregunta del millón es cómo hacer que la moda y la IA bailen al mismo compás. La clave está en la educación práctica, en un aprendizaje que sea más quirúrgico y menos teórico. Como un cirujano que aprende en el quirófano, los diseñadores deben sumergirse en la IA de forma práctica. La moda debe dejar de ver la tecnología como una amenaza y empezar a verla como una aliada para la diferenciación.

El reto es urgente. La Organización Mundial del Comercio sugiere que la IA podría aumentar el valor del comercio global en un 40% para 2040, pero la moda no está aprovechando este tren. McKinsey estima que la IA generativa podría sumar miles de millones a la industria, pero solo si se acelera su adopción. La moda, con su potencial, podría marcar un camino distinto, pero necesita un cambio de mentalidad.

La IA no es la salvación. Pero la educación en IA podría ser el salvavidas que la moda necesita para no quedar atrás en la carrera del futuro.