Paseando por una calle iluminada, uno podría pensar que solo hay electricidad detrás de esas luces. Pero no, hay algo más. En España, la histórica empresa SECE ha dado un paso adelante con LuzIA, un sistema que aplica inteligencia artificial al alumbrado público.

Lo fascinante es cómo esta tecnología va más allá del simple encendido y apagado. LuzIA analiza datos en tiempo real y ajusta el alumbrado según las circunstancias: lluvia, tráfico, conciertos. Y si algo va mal, el sistema lo detecta antes de que se convierta en un problema. Es como si las farolas se hubieran vuelto un poco más inteligentes, ¿no crees?

Este enfoque no solo mejora la calidad del servicio, sino que también ahorra dinero. Y aunque un 5 % de ahorro energético pueda parecer poco, en el contexto de los gastos municipales, se traduce en millones de euros. Dinero que puede ir a otros proyectos que beneficien a todos.

Además, las farolas se convierten en nodos de la ciudad inteligente, recolectando datos sobre tráfico, contaminación y más. Toda esta información nos permite tomar decisiones más rápidas y mejor fundamentadas. Y todo esto gracias a una empresa que lleva más de un siglo iluminando las calles.

El reto ahora es conseguir financiación y, sobre todo, la aceptación ciudadana. Porque, al final, lo que queremos son ciudades seguras, eficientes y bien iluminadas. Y con LuzIA, parece que estamos en el camino correcto.