Empresas redescubren el valor del trabajo humano

Empresas redescubren el valor del trabajo humano

Hace unos años, la fiebre por la inteligencia artificial parecía imparable. Empresas de todo el mundo se lanzaron a integrar estas tecnologías en su día a día, prometiendo eficiencia y reducción de costos. Pero, ¿qué pasa cuando la realidad no cumple con las expectativas? Resulta que las máquinas no son tan infalibles. Muchas empresas están redescubriendo que, a veces, nada supera a un buen par de ojos humanos.

En el mundo del diseño, por ejemplo, Lisa Carstens, una ilustradora con años de experiencia, ha visto cómo su trabajo ha cambiado. Ahora se dedica a ‘arreglar’ los desastres generados por IA. «Es curioso», dice Lisa, «hay clientes que llegan frustrados porque la IA no logró capturar la esencia que buscaban. Y allí entro yo, para darle ese toque humano que tanto falta».

Y no solo es el diseño el que sufre. Kiesha Richardson, escritora freelance, dice que la mitad de sus encargos son para corregir textos generados por IA. «A veces es un trabajo deprimente», confiesa. Pero no todo es malo: al menos, se asegura que los humanos aún tenemos un papel crucial.

Y en programación, la historia se repite. Harsh Kumar, desarrollador web, cuenta cómo debe intervenir para arreglar códigos defectuosos generados por IA. «Al final del día, somos los humanos quienes entendemos las sutilezas», reflexiona.

Esto nos lleva a una conclusión irónica pero esperanzadora: mientras la tecnología avanza, el factor humano sigue siendo insustituible. Porque, a pesar de todo, hay cosas que solo un humano puede hacer bien.