Microsoft, un nombre que evoca pantallas azules y hojas de cálculo infinitas, ha encontrado su nuevo filón de oro: la inteligencia artificial. La empresa, que lleva el sello de Bill Gates, está sacudiendo el polvo de sus viejas glorias con productos como Microsoft 365 Copilot y la nube Azure.
Con Copilot, se han triplicado los clientes en un abrir y cerrar de ojos. Y no es para menos: este pequeño genio del software ayuda a resumir textos y sugiere acciones en aplicaciones tan cotidianas como Word y Excel.
Por otro lado, Azure se ha consolidado como la segunda nube más grande. Imaginen un cielo donde Microsoft es el titán que domina, expandiendo sus centros de datos más rápido que nadie.
Satya Nadella, el hombre al mando, se muestra confiado. «Nunca he tenido tanta confianza», dice. Y con razón. Wall Street espera un crecimiento del 12% anual en los próximos tres años. Aún así, algunos analistas se rascan la cabeza ante la valoración actual.
Microsoft no solo está ganando un juego. Está inventando las reglas del futuro. ¿Será este el comienzo de una nueva era dorada para el gigante tecnológico? Los analistas apuestan que sí, pero, como siempre, el mercado es impredecible.

