Zúrich, esa ciudad suiza de calles impecables y relojes de precisión, está viviendo una revolución que parece salida de una novela de ciencia ficción. Imaginen por un momento un perro, pero no uno cualquiera, sino un perro robot con la misión de llevar comida rápida a los hambrientos habitantes de la ciudad. ¿Suena a locura? Pues eso es exactamente lo que está ocurriendo gracias a un programa piloto de Just Eat Takeaway.com junto con la empresa suiza de robótica RIVR.
Estos «robo-perros», que bien podrían ser los primos futuristas de los carteros de antaño, están equipados con inteligencia artificial que les permite navegar las complejidades de las calles urbanas. Suben escaleras, esquivan obstáculos y se mezclan con peatones, coches y bicicletas, todo mientras mantienen una velocidad de unos 15 km/h. Además, son incansables trabajadores que no se quejan del clima: la lluvia, la nieve o el calor no son problema para ellos.
Lo curioso es que toda esta operación está supervisada en tiempo real, permitiendo que los perros sean controlados a distancia si es necesario. Y aunque Zúrich es el campo de pruebas, Just Eat tiene planes ambiciosos de expandir esta tecnología a otras ciudades europeas para finales de año. ¿Será este el futuro del delivery? ¿Nos acostumbraremos a ver robots por doquier, tal como ahora vemos bicicletas y motos repartidoras?
Marko Bjelonic, el CEO de RIVR, describe esta colaboración como un vistazo al futuro, un futuro en el que la automatización se convierte en un aliado cotidiano. Y es que la IA física no solo comprende el mundo, sino que se adapta a él, tal y como lo haría un repartidor humano. Just Eat ya había coqueteado con la innovación antes, probando drones en Irlanda, pero esto de los perros robóticos parece más tangible, quizás incluso algo entrañable.
Así que, si alguna vez están en Zúrich y ven a uno de estos perritos de metal acercándose con su pedido, no se olviden de sonreír y darles las gracias. Después de todo, el futuro ha llegado, y resulta que tiene forma de perro robot.