El mundo de la tecnología es un lugar curioso. Un día estás en la cima del mundo y, al siguiente, te das cuenta de que todo fue un espejismo. ¿Estamos viviendo una burbuja con la inteligencia artificial? Algunos piensan que sí. Y no es para menos. Las inversiones en IA están por las nubes, los precios de las acciones suben más rápido de lo que puedes decir «algoritmo», y las promesas de disrupción tecnológica son el pan de cada día.
Si miramos atrás, hemos visto burbujas similares con las criptomonedas o, más atrás aún, con la burbuja puntocom. Y aunque la historia tiende a repetirse, siempre hay quienes piensan que «esta vez será diferente». Quizás por eso, voces como la de Sam Altman ya advierten que estamos en una burbuja. ¿Y quién podría culparlos? Las cifras son astronómicas, y las expectativas, desmesuradas.
Sin embargo, cada burbuja tiene su lado positivo. Cuando todo explota, las cosas se reconfiguran, se depuran, y lo que queda suele ser más sólido. Así que, aunque veamos desaparecer algunas startups y proyectos descabellados, la inteligencia artificial seguirá adelante. Evolucionará, se adaptará, y encontrará su lugar en el mundo. Porque, al final del día, la IA es una herramienta poderosa que, bien utilizada, puede cambiar el mundo. Solo hay que tener paciencia y esperar a que la espuma baje.

