La inteligencia artificial no solo está cambiando cómo trabajamos o vivimos; está creando multimillonarios a un ritmo que ni el mejor guion de Hollywood podría prever.

Unicornios, esos gigantes económicos valorados en más de 1.000 millones de dólares, están brotando como setas después de la lluvia.

En San Francisco, una ciudad que siempre ha sido un hervidero de innovación, ahora hay más multimillonarios que en Nueva York. ¿Quién lo diría, verdad?

Empresas como Anthropic, OpenAI y Anysphere están a la cabeza, acumulando fortunas colosales. Pero, claro, todo esto tiene su trampa.

La mayoría de estas riquezas son «en papel», difíciles de convertir en dinero contante y sonante. Aun así, la promesa de liquidez futura mantiene a los inversores al acecho.

Y mientras San Francisco se convierte en el nuevo epicentro de la riqueza, el desafío de gestionar fortunas «ilíquidas» resuena como un eco del pasado.

¿Será esta ola de riqueza tan duradera como parece? O, ¿será solo otra burbuja a punto de estallar? El tiempo dirá, pero por ahora, la fiebre del oro digital sigue su curso.