Así es, amigos, mientras China abraza la inteligencia artificial como si fuera la salvación de la humanidad, las universidades occidentales parecen estar en una especie de purga medieval contra ella. En un artículo que escribí para Invertia, reflexioné sobre cómo las universidades chinas como Tsinghua están haciendo de la IA una parte integral de la educación, mientras que en el lado occidental del mundo nos seguimos comportando como si fuera el enemigo.
¿No es irónico? China ve la IA como la herramienta para crear pensadores críticos y creativos. Hasta el gobierno está metido en el ajo, integrando IA en libros de texto y exámenes. Mientras tanto, aquí seguimos usando programas como Turnitin para cazar «plagios» y castigando a estudiantes por «frases sospechosas». ¡Estamos en el siglo XXI, señores!
En IE University, donde llevo años trabajando, hemos decidido que es hora de cambiar el chip. En lugar de demonizar la IA, la hemos integrado en nuestra enseñanza. Y, sorpresa, sorpresa, el nivel de reflexión ha subido. La IA no está aquí para destruir la educación, sino para transformarla. Entonces, ¿por qué seguir luchando contra algo que podría ser nuestro mejor aliado?

