Alexandr Wang, el chico prodigio de la inteligencia artificial, nos ha dejado con la boca abierta tras afirmar que no planea tener hijos hasta que podamos conectar nuestra mente directamente a las computadoras. Así es, Wang está esperando a que lleguemos a un punto en el que la biología y la tecnología sean prácticamente indistinguibles.
En una entrevista reciente, Wang habló de cómo la inteligencia artificial avanza a una velocidad que deja a la biología en el polvo. Mientras nosotros, pobres humanos, necesitamos años para aprender y madurar, las redes neuronales artificiales evolucionan en cuestión de días. Y en este contexto, conectar nuestro cerebro a las máquinas ya no suena como una locura de ciencia ficción, sino como una necesidad.
Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar. Algunos aplauden la visión futurista de Wang, mientras que otros lo acusan de deshumanizar la experiencia de ser padres. Pero Wang no se deja llevar por las emociones del momento. Según él, criar un hijo en el siglo XXI no solo requerirá amor, sino también una preparación tecnológica que nos permita integrarnos con las máquinas desde una edad temprana.
Y aquí entra en juego Neuralink, la empresa de Elon Musk que está desarrollando implantes cerebrales. Imagina un futuro donde los niños puedan «descargar» conocimientos directamente al cerebro. Suena extremo, pero cada vez más posible. La pregunta no es si estaremos listos para este tipo de crianza, sino cuándo. La ética, la biología y la espiritualidad tendrán que adaptarse a un nuevo paradigma donde ser padre, quizás, implique más que nunca ser un poco cyborg.