El progreso de la inteligencia artificial ha traído consigo innumerables beneficios, pero también ha creado un campo fértil para nuevas formas de ciberdelincuencia. Hoy, herramientas de IA están siendo empleadas por hackers para automatizar ataques, identificar redes WiFi vulnerables y robar datos personales con una eficiencia inédita.
Carlos A. Castañeda Marroquín, doctor en Informática y Telecomunicaciones y experto en ciberseguridad, advierte que “en la palma de la mano o en un bolsillo cargamos con toda nuestra vida”. La frase no es exagerada: los teléfonos móviles contienen información bancaria, laboral, sanitaria y personal. Y es precisamente esta “identidad digital” lo que buscan los delincuentes.
Durante 2024, se han registrado más de 33 millones de ataques a dispositivos móviles en todo el mundo. Muchos de estos ataques han aprovechado fallos de seguridad en aplicaciones descargadas desde fuentes no oficiales. Según los datos citados por Castañeda, el 90 % de las apps más utilizadas podrían tener vulnerabilidades explotables.
Uno de los focos principales de los ataques es la red WiFi. Gracias a la IA, los delincuentes pueden escanear automáticamente entornos en busca de redes débiles, ejecutar ataques masivos sin intervención humana, o incluso utilizar chatbots que simulan conversaciones con técnicos para obtener contraseñas o datos de acceso.
La combinación de algoritmos de aprendizaje automático con bases de datos de contraseñas filtradas permite generar millones de combinaciones con gran rapidez, acortando significativamente el tiempo necesario para vulnerar claves débiles. Y el riesgo va más allá de la red: los móviles pueden ser infectados con malware, sufrir ataques de suplantación de identidad (phishing o SIM swapping) o perder el control de sus cuentas con un simple clic erróneo.
Entre las señales de alerta más comunes que podrían indicar un ataque: consumo inusual de datos, comportamiento extraño del dispositivo o ruidos durante las llamadas.
Frente a este panorama, los expertos recomiendan una serie de buenas prácticas: activar la autenticación en dos pasos, evitar redes WiFi públicas sin protección, utilizar contraseñas complejas, no instalar apps fuera de tiendas oficiales y, sobre todo, aplicar el sentido común. Como señala Castañeda: “¿De verdad es necesario que esa app tenga acceso a tu ubicación o a tus contactos?”
La inteligencia artificial ha demostrado su capacidad para el bien. Pero también, en manos equivocadas, puede convertirse en un arma poderosa. La educación digital y la prevención son, hoy más que nunca, la mejor defensa.