Durante siglos, no saber leer o escribir era sinónimo de analfabetismo. Hoy, ese concepto se ha transformado.
En plena era digital, el nuevo analfabetismo no se mide por la lectura o la escritura, sino por la capacidad —o incapacidad— de entender y utilizar la inteligencia artificial (IA).
Cada día, la IA se integra un poco más en nuestras vidas. Desde los teléfonos móviles hasta las búsquedas en Internet, pasando por la gestión de empresas, la educación o incluso el entretenimiento. Sin embargo, no todo el mundo avanza al mismo ritmo. Y ahí surge la nueva brecha: la falta de habilidades para manejar estas tecnologías.
Este fenómeno no entiende de edades, estudios ni profesiones. Afecta tanto a jóvenes que dominan redes sociales pero desconocen cómo funciona la tecnología que usan, como a adultos que ven cómo el mercado laboral exige competencias que nunca aprendieron. No se trata solo de usar un dispositivo, sino de comprender cómo se crean, cómo funcionan y cómo influyen las herramientas digitales que ya controlan buena parte de nuestra sociedad.
El riesgo es evidente: quien no se adapte quedará atrás. Las oportunidades laborales, educativas e incluso sociales empiezan a depender del dominio de estas competencias. No saber cómo interactuar con la IA puede limitar el acceso a empleos, formación y servicios básicos.
Por eso, la alfabetización digital se ha convertido en una prioridad. No es suficiente con que las nuevas generaciones crezcan rodeadas de pantallas; necesitan entender el lenguaje digital que gobierna esos dispositivos. Y los adultos también deben tener acceso a programas de formación continua que les permitan actualizarse y no quedar desconectados del mundo que cambia a su alrededor.
Pero esta no es solo una cuestión tecnológica. Es un desafío social. La inclusión digital no significa únicamente tener un móvil o una conexión a internet. Significa tener las habilidades para participar plenamente en la sociedad digital, para entender cómo funcionan las herramientas que usamos y tomar decisiones informadas sobre ellas.
La alfabetización digital y el conocimiento de la IA ya no son opcionales. Son el nuevo requisito para no quedarse fuera de un mundo que, guste o no, ya ha cambiado.