Creadores versus algoritmos: la batalla legal por el futuro musical

Creadores versus algoritmos: la batalla legal por el futuro musical

La música, ese arte universal que nos emociona y conecta, hoy enfrenta una revolución inesperada: la inteligencia artificial. ¿Amiga o amenaza? El debate ya no es futuro, es presente.

Este 26 de abril, el Día Mundial de la Propiedad Intelectual se centra en un tema que corta la respiración a la industria musical: el impacto de la IA en la autoría y los derechos de los creadores. Y no es para menos. Herramientas como OpenAI Jukebox o AIVA pueden componer canciones originales o reinterpretar clásicos… pero, ¿quién firma esas obras? ¿El programador, el usuario o la máquina?

En Estados Unidos, la Oficina de Derechos de Autor establece que solo las obras con contribución humana sustancial son protegibles. Si la IA compone sola, no hay derecho de autor. Pero si un humano guía su creación, su trabajo sigue protegido. Un equilibrio frágil en un mercado donde los deepfakes musicales ya son una realidad, imitando voces de estrellas como Bad Bunny o Justin Bieber sin su consentimiento.

El mercado de música creada por IA se disparará de 3.000 a 64.000 millones de euros en 2028, según estimaciones. Los creadores podrían perder hasta un 24% de sus ingresos si no se protegen sus derechos. En respuesta, algunos países, como Alemania, exigen licencias para usar voces artificiales; mientras que en España, un polémico Real Decreto fue retirado tras críticas generalizadas.

En este escenario de cambio vertiginoso, artistas como Black Eyed Peas abrazan la innovación, incorporando avatares virtuales a sus espectáculos. Otros, en cambio, alzan la voz en protesta, como los más de 1.000 músicos británicos que lanzaron un «álbum mudo» contra los usos no autorizados.

La solución no es simple. Hay que proteger los derechos de los creadores sin frenar la innovación tecnológica. Y el debate apenas empieza. El futuro de la música, y de quienes la hacen posible, depende de encontrar un equilibrio justo y sostenible.