La amenaza más potente del mundo digital actual no es un virus nuevo, ni un hacker solitario en una habitación oscura. Es la propia inteligencia artificial. O mejor dicho, el mal uso que puede hacerse de ella. Y la única forma de defenderse, según parece, es empleando también inteligencia artificial.
Este es uno de los principales hallazgos de un reciente informe elaborado por Palo Alto Networks, que dibuja el panorama de la ciberseguridad en 2025. En él, se recoge que un 63 % de las organizaciones españolas ya identifican a la IA como la mayor amenaza en el horizonte. Y aunque el dato podría parecer alarmante, lo cierto es que también hay espacio para el optimismo: España es, según el estudio, uno de los países más preparados para afrontar ese desafío.
El 98 % de los responsables de seguridad en empresas españolas afirma confiar en sus sistemas inteligentes para hacer frente a estas nuevas amenazas. Un nivel de confianza superior a la media europea, que se sitúa en el 94 %. Pero no todo son cifras. Lo que subyace en este informe es una transformación de fondo: el paso de un modelo reactivo a uno proactivo, impulsado por plataformas unificadas y algoritmos que aprenden y evolucionan.
El gran problema, según se destaca, sigue siendo la fragmentación tecnológica. Muchos sistemas de defensa trabajan de forma aislada, sin comunicación entre ellos, lo que entorpece la respuesta frente a ataques cada vez más sofisticados. El 53 % de las organizaciones en España reconoce que esta dispersión limita su capacidad de transformación en seguridad. Y casi la mitad afirma que la carga de trabajo sobre los equipos de seguridad se ha disparado por culpa de esa falta de integración.
Pero hay señales de cambio. El 94 % de las compañías está dispuesto a adoptar plataformas unificadas, y el 91 % considera prioritario simplificar sus herramientas de TI. Ya el 42 % ha conseguido consolidar la mayoría de sus soluciones en una sola plataforma de ciberseguridad. Un avance modesto, pero prometedor.
Marc Sarrias, Country Manager de Palo Alto Networks en España, lo resume así: “Con el creciente riesgo de amenazas basadas en IA, es alentador que las organizaciones españolas sean las que más confían en su uso para sus defensas”. Aunque también advierte: “Aún hay una brecha entre la intención y la realidad”.
La conclusión es clara: la inteligencia artificial no solo es parte del problema, también es parte de la solución. Y en ese delicado equilibrio se juega el futuro de la ciberseguridad.
En un mundo donde los ataques evolucionan con la misma rapidez que la tecnología que los combate, la clave está en avanzar con paso firme, pero sin perder de vista que, en este nuevo tablero, el enemigo también piensa. Y piensa rápido.