Imagínate caminar por un museo y elegir tu recorrido no por autor, estilo o época, sino por cómo te hace sentir cada obra. ¿Alegría? ¿Tristeza? ¿Sosiego? Esto ya es posible gracias a una investigación pionera liderada por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) que ha logrado clasificar 125 pinturas del Museo Thyssen-Bornemisza según las emociones que despiertan en quienes las contemplan.
Detrás del proyecto hay ocho semanas de trabajo con 127 participantes, sensores biométricos y tecnologías de Inteligencia Artificial (IA). En un entorno de laboratorio, estos voluntarios observaron las obras mientras sus ojos eran seguidos por cámaras, sus expresiones faciales analizadas, y su piel conectada a dispositivos que medían las respuestas galvánicas. El resultado: más de 12.700 datos emocionales.
¿Y para qué sirve todo esto? Primero, para que el propio museo haya lanzado una web interactiva que permite navegar las obras a través de las emociones que generan: una primicia mundial. Segundo, para que hospitales del grupo Quirónsalud expongan cuadros que provocan respuestas positivas, ayudando así a mejorar el estado de ánimo de pacientes, sanitarios y familiares.
La investigadora Ana Reyes, líder del estudio, explica que el reto era grande. Por si las métricas inconscientes fallaban, se pidió también a los participantes que identificaran sus emociones de forma consciente con la rueda de Plutchik, que representa 32 emociones humanas. Pero la tecnología fue precisa: no hizo falta recurrir a ese “plan B”.
El análisis ha dejado hallazgos valiosos. Por ejemplo, que los tonos cálidos y composiciones armónicas tienden a generar bienestar. En cambio, contrastes bruscos de luz y sombra intensifican la carga emocional. Obras como La Cena de Emaús de Stom o El violinista alegre con un vaso de vino de van Honthorst mostraron cómo estilos opuestos despiertan desde alegría efusiva hasta contemplación introspectiva.
Este estudio no solo abre nuevas formas de experimentar el arte, también revela caminos fascinantes donde la IA, el arte y el bienestar humano se entrelazan de manera armónica. La emoción, al fin y al cabo, es la gran protagonista de esta historia.