¿Es tu hijo quien llama… o una IA? Así puedes detectar las voces clonadas

¿Es tu hijo quien llama… o una IA? Así puedes detectar las voces clonadas

Imagínate recibir una llamada de tu hija pidiéndote ayuda con urgencia. La reconoces por su voz, su forma de hablar… pero es todo mentira. Ni es ella, ni está en apuros. Es una estafa construida por inteligencia artificial.

Este tipo de fraude ya tiene nombre y ha encendido todas las alarmas del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe): clonación de voz. Los ciberdelincuentes extraen grabaciones de redes sociales o mensajes públicos, y con herramientas de IA, replican voces humanas con precisión escalofriante.

El objetivo es simple: suplantar a una persona cercana —un hijo, un hermano, una pareja— y aprovechar el vínculo emocional para lograr que la víctima transfiera dinero o revele información sensible. La urgencia es la clave. “Estoy en problemas, necesito ayuda ya”, dicen. Y si no se desconfía, se cae en la trampa.

Pero hay defensa. El Incibe recomienda una práctica simple y poderosa: hacer preguntas personales que solo el verdadero familiar sabría responder. ¿El nombre de la mascota de la infancia? ¿Dónde celebrasteis el último cumpleaños? Si quien está al otro lado titubea, desconfía.

Otra señal clara es la prisa. Si alguien te presiona para una transferencia inmediata desde un número desconocido, corta la llamada y verifica por otros medios. Un simple mensaje de WhatsApp o una videollamada puede desmantelar el engaño.

Más allá del ámbito doméstico, esta tecnología también se ha infiltrado en el mundo empresarial. Casos de «fraudes de CEO» —donde se clona la voz de altos ejecutivos para pedir transferencias millonarias— han puesto en jaque a grandes compañías internacionales.

La voz, hasta ahora símbolo de confianza, ha dejado de ser una prueba infalible. Con la IA, oímos lo que queremos oír… y eso es justo lo que buscan los estafadores. La mejor defensa es desconfiar, verificar y proteger la información privada como si fuera un tesoro. Porque, hoy más que nunca, lo es.