La cultura del cómic pide auxilio ante la amenaza de la IA

La cultura del cómic pide auxilio ante la amenaza de la IA

Durante tres días, Comic Barcelona se convirtió en algo más que un lugar para comprar novelas gráficas y conseguir firmas de autores. Fue un altavoz de inquietudes, una mezcla de pasión, protesta y reflexión sobre el futuro del arte y la cultura.

Las pancartas contra la vivienda cara se cruzaron con las charlas sobre inteligencia artificial, y lo que parecía una feria del entretenimiento acabó siendo también un foro de debate ético. Entre los pasillos de Fira Montjuïc, muchos visitantes descubrieron que el enemigo ya no era solo la gentrificación, sino una tecnología que empieza a replicar —y reemplazar— la esencia humana: la creatividad.

Meritxell Puig, directora de Ficomic, lo expresó con claridad: “El cómic es cultura y es necesario que exista una legislación que proteja la cultura”. El temor a que las inteligencias artificiales generativas desplacen a los autores es real. Y creciente. No es una teoría lejana, ya circulan por redes obras al estilo Ghibli creadas por IA, gratuitas y sin licencia. ¿Cómo se compite con eso?

El salón acogió exposiciones, charlas y hasta una guerrilla gráfica. Ilustradoras como Carla Berrocal repartían pegatinas que decían “Stop IA”, mientras explicaban la diferencia entre rechazar la IA generativa —que copia estilos sin permiso— y otras IA útiles, por ejemplo, en medicina.

Para autores como Paco Roca o Jaime Infante, la línea es clara: lo que hace único el arte es lo humano. “Difícilmente la IA habría inventado el arte de Basquiat”, dice Infante. “Nos están robando la maravilla de crear”, añade Javier Marquina.

Las escuelas de dibujo también se sumaron al debate. Esther García, del centro femART, alertó sobre lo que está en juego: “Si perdemos el valor del arte, también se vacían los museos”.

El salón cerró con cifras de éxito —más de 110.000 visitantes, muchos jóvenes—, pero el debate continúa. “Solo lo humano conmueve a lo humano”, repiten los autores. Y mientras el futuro avanza sin pedir permiso, el cómic levanta la voz, dispuesto a no quedarse atrás.