Lo que comenzó como una compra empresarial terminó en una batalla legal que puede redibujar el mapa regulador europeo.
Nvidia, el gigante mundial de los chips e inteligencia artificial, ha llevado ante los tribunales a la Comisión Europea por investigar su adquisición de la empresa israelí Run:ai. ¿El motivo? Según Nvidia, Bruselas se excedió en sus competencias.
La Comisión Europea revisó la operación a petición de Italia, bajo una figura jurídica llamada «call in», que permite a ciertos Estados remitir fusiones para su análisis, incluso si no alcanzan los umbrales clásicos de notificación. Pero Nvidia sostiene que esa interpretación es ilegal y atenta contra principios básicos del derecho comunitario.
Esta no es la primera vez que el ‘call in’ se convierte en el centro de la polémica. El caso Illumina-Grail, otro gigante estadounidense que fue multado por una operación no notificada, ya había tensado la cuerda. Ahora, el precedente podría repetirse, con consecuencias mayores.
Aunque la Comisión finalmente autorizó la compra, Nvidia no lo dejó pasar. Presentó un recurso ante el Tribunal General de la UE para que se anule el proceso. El argumento: la operación no afectaba al mercado europeo ni debía estar sujeta a escrutinio en Europa.
Desde la Comisión, Teresa Ribera —ahora vicepresidenta primera y comisaria de Competencia— defiende la medida: “Dada la relevancia de la IA, y siendo Nvidia líder mundial, era esencial estudiar si la compra afectaba a mercados críticos”.
La cuestión va más allá de una simple adquisición. Si el tribunal da la razón a Nvidia, podría forzar un cambio en la legislación europea sobre fusiones empresariales. Las herramientas actuales, diseñadas para empresas tradicionales, se quedan cortas ante la velocidad del mercado digital.
Expertos en competencia afirman que Bruselas lamenta no haber actuado con más firmeza en el pasado con operaciones como la compra de Instagram o WhatsApp. Hoy, con la IA como motor del futuro, cada adquisición tecnológica se mira con lupa.
Lo que está en juego no es solo una operación comercial. Es el poder de la UE para regular a los titanes tecnológicos del mundo. Nvidia quiere marcar la cancha. Y lo está haciendo en los tribunales.