Del logotipo al tono de voz: la identidad de marca entra en una nueva era gracias a la IA

Del logotipo al tono de voz: la identidad de marca entra en una nueva era gracias a la IA

Tu voz, su voz, la voz de las marcas: así está cambiando la forma en que hablamos con la tecnología

Hace años, la relación entre personas y marcas era visual. Reconocíamos logotipos al instante, memorizábamos eslóganes y conectábamos con colores. Pero todo eso está cambiando. Y no es que lo visual vaya a desaparecer, sino que ya no es suficiente. En la nueva era de la tecnología, la voz está reclamando su lugar.

Y no es solo una cuestión técnica. Es emocional. Porque la voz, a diferencia de un botón o un icono, transmite tono, intención, cercanía. En un mundo cada vez más saturado de estímulos visuales, las marcas están descubriendo que conectar por el oído puede ser incluso más poderoso que hacerlo por la vista.

No es casualidad que cada vez más empresas estén apostando por asistentes virtuales con personalidad propia. Amazon lo hizo con Alexa. Domino’s permite hacer pedidos por voz. Bank of America responde a sus clientes con Erica. Y KLM atiende consultas de viaje sin necesidad de tocar una pantalla. Todo esto no es solo tecnología: es identidad sonora.

Hoy, una marca ya no solo se diseña. También se entona. Se compone. Se interpreta. Las empresas están desarrollando un nuevo tipo de branding, donde la calidez de la voz, la pausa exacta, el ritmo adecuado o incluso un leve suspiro pueden construir —o destruir— la experiencia del usuario. Porque lo que antes era un logo, ahora puede ser una conversación.

La inteligencia artificial está detrás de todo esto. No solo como motor que interpreta comandos, sino como generadora de experiencias personalizadas. Spotify, por ejemplo, ha creado DJ Livi, un locutor virtual que no solo recomienda canciones, sino que lo hace con una voz dinámica y realista. Parece que te conoce. Y quizás lo hace.

Pero no todo son luces. La naturalidad no siempre se logra. Algunas experiencias de voz siguen sonando frías, artificiales o repetitivas. El gran reto será que estas nuevas voces sean auténticas, humanas, útiles. No queremos que nos interrumpan, queremos que nos ayuden. Que sean parte de nuestra vida, no solo una herramienta.

También cambiará cómo buscamos información. Ya no será solo escribir en Google, sino preguntar: “¿Dónde puedo cenar hoy?”. Y aquí entra el SEO conversacional. Las marcas que entiendan esta lógica de conversación tendrán ventaja: si son la primera respuesta del asistente, son la única respuesta que importa.

Quizá aún falte para enamorarse de un sistema operativo como en la película Her, pero ya confiamos en ellos. Les contamos nuestras dudas, nuestros planes, les dejamos elegir por nosotros. Y en ese acto cotidiano, silencioso o sonoro, las marcas están redefiniendo cómo ser escuchadas en un mundo donde hablar —y escuchar— lo es todo.