IA y salud mental: ¿herramienta o riesgo? El caso argentino que busca el equilibrio

IA y salud mental: ¿herramienta o riesgo? El caso argentino que busca el equilibrio

Del algoritmo al acompañamiento humano: una historia de tecnología, salud mental y decisiones

En un mundo donde pedir ayuda todavía cuesta, y donde el acceso a la salud mental sigue siendo un privilegio para muchos, tres jóvenes argentinos decidieron dar un paso distinto. Lucas Tortonese, Michelle Benenzon y Yamil Juri no sólo vieron una necesidad, sino también una oportunidad: la de tender un puente entre el universo tecnológico y el emocional. Así nació Menta, una aplicación que conecta pacientes con psicólogos usando inteligencia artificial, pero con una premisa clara: la IA no reemplaza, acompaña.

La realidad global lo demanda. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 280 millones de personas sufren de depresión, y 301 millones padecen ansiedad. En ese contexto, no es raro que plataformas como Character.ai hayan recibido millones de mensajes de personas buscando alivio emocional. Sin embargo, también hay peligros: sin regulación, algunos usuarios han tenido consecuencias trágicas al confiar en chatbots que se presentan falsamente como terapeutas.

Menta ofrece una alternativa con responsabilidad. A través de Menty, su asistente virtual, la IA escucha, analiza y sugiere al usuario un psicólogo real, matriculado, que se ajuste a su perfil emocional. “Es un primer paso, una forma de animarse sin presión”, explica Tortonese. Pero lo que pasa después es humano: la terapia se hace entre personas.

El proceso no fue fácil. La psicología, aún muy artesanal, no es terreno fértil para los cambios tecnológicos rápidos. Pero hubo receptividad. “Muchos profesionales nos dijeron que la parte administrativa les quita tiempo de lo realmente importante: atender”, cuenta Benenzon. Por eso, la plataforma también ofrece una agenda digital, historial clínico y opciones de cobro integradas, pensadas para aliviar la carga de los terapeutas.

Desde su lanzamiento en marzo, Menta ya sumó más de 1000 pacientes y 755 profesionales. Más de 500 personas lograron una conexión efectiva con su terapeuta ideal. Aunque por ahora el proyecto no genera ingresos, el foco está en mejorar, crecer y adaptarse. Próximamente incluirán pagos internacionales y servicios para empresas.

En un escenario donde influencers como Tomás Mazza dicen usar IA como terapia, y donde algunos confunden empatía artificial con atención real, Menta recuerda algo fundamental: la inteligencia emocional no se programa, pero sí se puede facilitar con tecnología bien usada.

Porque al final, lo importante no es el algoritmo que entiende tus palabras, sino la persona que te escucha con sentido.