La inteligencia artificial crece sin freno… ¿pero se está inflando una nueva burbuja?
Era 1999 y el mundo se deslumbraba con internet. Terra Networks, la filial online de Telefónica, salió a bolsa y en un solo día triplicó su valor. Durante un breve instante, pareció que cualquiera podía hacerse rico de la noche a la mañana. Pero el sueño duró poco: en apenas unos años, Terra cerró con pérdidas multimillonarias y fue absorbida por su empresa madre. Aquello fue el inicio del estallido de la famosa burbuja de las puntocom, una lección que marcó a toda una generación de inversores.
Hoy, 25 años después, las alarmas vuelven a sonar. El crecimiento vertiginoso de la inteligencia artificial, impulsado sobre todo desde la llegada de ChatGPT, ha despertado tanto entusiasmo como preocupación. Las comparaciones con aquella burbuja .com no tardaron en aparecer, y la industria tecnológica se divide entre el optimismo y la cautela.
¿Por qué surgen estas dudas? Por varios motivos. Muchas startups de IA tienen valoraciones astronómicas —como OpenAI o Anthropic— pero sus ingresos aún no justifican esos números. Además, la hipercompetencia en el sector hace que no haya un modelo claramente dominante: cada empresa compite a toda velocidad por captar usuarios, sin que quede claro si alguno logrará sostenerse.
Tampoco faltan las señales de alerta clásicas: la obsesión de aplicar “IA” a todo, incluso cuando no es necesaria; las promesas exageradas sobre cómo esta tecnología transformará el mundo; o los desafíos regulatorios que, sobre todo en Europa, empiezan a poner límites.
Sin embargo, hay diferencias importantes con la burbuja de los años 2000. En ese entonces, muchas compañías no tenían ni producto ni plan de negocio. Hoy, la IA ya muestra resultados reales: en programación, diseño, traducción, análisis de datos y muchas más áreas. Además, esta carrera no está liderada por pequeñas empresas emergentes, sino por gigantes consolidados como Microsoft, Google o NVIDIA, que no piensan perder terreno.
La gran incógnita es si las expectativas que hay sobre la IA son razonables o si, como con las puntocom, volveremos a ver cómo se desinfla el entusiasmo cuando los resultados no lleguen tan rápido como se espera.
Como dicen los expertos: ni entonces todo era humo, ni ahora todo es sólido. La inteligencia artificial tiene potencial, sí, pero también riesgos. Y solo el tiempo dirá si esta historia termina como una revolución… o como otra burbuja que explota.