¿Aliada o amenaza? Los españoles desconfían del impacto de la inteligencia artificial

¿Aliada o amenaza? Los españoles desconfían del impacto de la inteligencia artificial

La inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas, pero no lo ha hecho de puntillas. Lo ha hecho generando, a partes iguales, fascinación y temor. Y en España, según los últimos datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el miedo y la incertidumbre superan al entusiasmo y la confianza.

Durante el mes de febrero, el CIS entrevistó a 4.000 personas mayores de edad de todo el país para conocer cómo perciben la IA, qué saben sobre ella y qué sienten al respecto. Los resultados reflejan un estado de ánimo colectivo donde predomina la cautela: un 28,7% siente incertidumbre, un 18,8% expresa preocupación, y un 8,5% directamente miedo. En cambio, solo un 9,2% se muestra optimista y un escaso 5,8% confía en esta tecnología.

El conocimiento sobre la IA está muy extendido: el 92,3% ha oído hablar de herramientas capaces de generar textos, imágenes o música, como ChatGPT, el más popular de todos. Pero ese conocimiento no ha logrado disipar las dudas. Muy al contrario, muchos creen que la IA traerá más perjuicios que beneficios, especialmente en ámbitos como el mercado laboral, la cultura o la protección de los derechos humanos.

El arte, la creación o el empleo son vistos como áreas vulnerables ante la expansión de la IA. En contraste, la mayoría cree que esta tecnología sí puede aportar mejoras en campos como la medicina, la agricultura o la industria.

Una preocupación transversal es el uso de los datos personales. Un 77% teme lo que puedan hacer con su información las empresas privadas, y un 59,2% desconfía también de las instituciones públicas. Más de la mitad de los encuestados ve como muy probable que sus datos se utilicen sin consentimiento, sobre todo para fines comerciales. Y un 93,7% considera esencial proteger la privacidad en Internet.

Otro dato relevante es el rechazo a depender completamente de la IA en contextos delicados: un 34,3% se sentiría totalmente incómodo ante una operación médica realizada por un robot, y un 36,6% rechazaría viajar en un coche autónomo. Incluso interactuar con una IA en un servicio de atención al cliente genera incomodidad para muchos.

La mayoría de españoles también percibe riesgos sociales más amplios: temen que la IA pueda fomentar la desinformación, los delitos o las desigualdades. Y por eso mismo, piden regulación: quieren normas claras, garantías éticas y responsabilidad. El 41,8% señala a los gobiernos como principales responsables de proteger nuestros datos y derechos en la era digital.

En definitiva, la inteligencia artificial despierta más preguntas que respuestas. Y en España, por ahora, gana la prudencia.