Inteligencia artificial en el trabajo: ¿aliado del pensamiento o enemigo de la reflexión?

Inteligencia artificial en el trabajo: ¿aliado del pensamiento o enemigo de la reflexión?

Imagina que abres ChatGPT para redactar un informe y, sin pensarlo demasiado, copias y pegas el resultado. Al final del día, tu trabajo está hecho en la mitad del tiempo. ¿Eficiencia o pérdida de pensamiento crítico?

Un nuevo estudio realizado por Microsoft Research y la Universidad Carnegie Mellon ha revelado que, aunque la inteligencia artificial puede ser una poderosa herramienta de apoyo, también puede estar debilitando la capacidad de cuestionar y analizar si no se usa correctamente.

El problema: confiar en la IA sin cuestionar

Los investigadores encontraron que muchos trabajadores no evalúan la calidad del contenido generado por IA cuando se trata de tareas rutinarias. En lugar de analizar o perfeccionar la información, simplemente la aceptan sin más.

Un participante del estudio lo resumió así: «Si la tarea es sencilla, asumo que la IA la hará bien y no reviso el resultado. No pensé que el pensamiento crítico fuera necesario».

Esto es preocupante porque la IA no es infalible. Si las personas dejan de cuestionar los datos que reciben, pueden terminar tomando decisiones basadas en información incorrecta o sesgada sin darse cuenta.

Del trabajo manual a la supervisión de la IA

El estudio también destaca un cambio en la manera en que los trabajadores realizan sus tareas: de ejecutores han pasado a ser supervisores. En lugar de hacer el trabajo ellos mismos, ahora revisan lo que la IA produce.

Si bien esto puede aumentar la eficiencia, también introduce un riesgo: la descarga cognitiva. Es decir, cuanto más delegamos en la IA, menos usamos nuestras propias habilidades analíticas.

La paradoja de la inteligencia artificial

Pero la IA no tiene por qué ser el enemigo del pensamiento crítico. De hecho, si se usa bien, puede potenciarlo. Según los investigadores, la clave está en verla como un «socio de pensamiento», en lugar de una simple máquina de respuestas.

Las personas que interactúan con la IA cuestionando, perfeccionando y evaluando sus respuestas obtienen mejores resultados y logran expandir su capacidad de análisis. Por el contrario, quienes la usan de manera pasiva tienden a volverse dependientes y menos críticos.

El futuro del trabajo con IA: equilibrio y supervisión

Para evitar que la inteligencia artificial nos haga más dependientes y menos analíticos, es fundamental diseñar sistemas que fomenten la verificación y que ofrezcan distintas perspectivas en lugar de respuestas únicas.

Tankelevitch, investigador de Microsoft Research, lo resume de forma clara: «La IA es una herramienta valiosa, pero debe usarse activamente. Si permitimos que piense por nosotros sin cuestionarla, terminaremos perdiendo nuestra propia capacidad de razonamiento».

La inteligencia artificial puede amplificar nuestra inteligencia o debilitarla, todo depende de cómo decidamos usarla. Como ha ocurrido con cada avance tecnológico en la historia, la responsabilidad sigue estando en manos del ser humano.