En una pequeña iglesia de Suiza, un confesonario ha dado paso a una experiencia revolucionaria: un «Jesús» basado en inteligencia artificial responde a las inquietudes de los fieles. Mientras tanto, en Japón, un robot androide de 1,8 metros llamado Mindar predica enseñanzas budistas en el templo Kodaiji. Estas escenas, impensables hace unos años, son ahora un reflejo del impacto de la tecnología en la espiritualidad.
La religión, un ámbito tradicionalmente ligado a rituales ancestrales y valores inmutables, está siendo transformada por herramientas como las redes sociales, aplicaciones móviles y la inteligencia artificial. ¿Estamos presenciando una nueva forma de vivir la fe o una adaptación para sobrevivir en un mundo digitalizado?
La fe en tiempos de TikTok
Lejos de los templos y los sermones tradicionales, plataformas como TikTok e Instagram se han convertido en espacios donde las religiones encuentran nuevas formas de conectar. Desde monjas que bailan al ritmo de hip-hop hasta imanes que desmitifican prácticas islámicas, estos líderes religiosos no solo comparten enseñanzas, sino que también humanizan sus creencias para una audiencia global.
Melinda Strauss, una judía ortodoxa, ha acumulado más de un millón de seguidores en TikTok respondiendo preguntas sobre costumbres y leyes judías. ShanDien Sonwai LaRance, por su parte, utiliza las redes sociales para compartir la tradición hopi de la danza del aro como una forma de oración. Estas historias muestran cómo la tecnología permite a las religiones ser accesibles, incluso en un contexto donde la afiliación a la fe está en declive.
Inteligencia artificial y la espiritualidad
La inteligencia artificial también está dejando su huella. En Estados Unidos, líderes religiosos como Ed Stetzer utilizan herramientas como ChatGPT para enriquecer sermones, buscando citas y referencias que complementen sus mensajes. Otros, como el sacerdote Caru Das Adhikary, convierten mantras sánscritos en raps con la ayuda de sistemas avanzados como Google Gemini.
Sin embargo, no todos son entusiastas. El rabino Pinchas Goldschmidt advierte que la IA puede perder el toque personal, una cualidad intrínseca en la guía espiritual. “No hay una respuesta absoluta a las preguntas humanas, porque cada contexto es único”, reflexiona.
¿Un renacimiento tecnológico?
Aunque las cifras indican un declive en la afiliación religiosa en Occidente, el uso de estas tecnologías plantea preguntas interesantes: ¿la IA y las redes sociales revitalizarán la fe? ¿O conducirán a una experiencia más superficial y desprovista de conexión personal?
La hermana Ilia Delio, profesora de teología, tiene una visión optimista. “La tecnología no debería desplazar la religión, sino potenciarla”, asegura. Para ella, estas herramientas ofrecen una oportunidad para reflexionar sobre cómo construir una comunidad más consciente y unida.
Con sacerdotes robot, aplicaciones de culto y millones de publicaciones religiosas en redes sociales, el panorama espiritual del siglo XXI está cambiando rápidamente. Tal vez, la verdadera pregunta no sea si la tecnología está transformando la religión, sino cómo la fe está moldeando la forma en que utilizamos la tecnología.